Por eso, una vez que finalizó mi "permanencia", decidí que ya no había excusas y que esta vez sí, ya era hora de cambiar... mejor dicho, de mejorar. Después de unos cuantos días de buscar, buscar, comparar y comparar, una noche de domingo, en un corte publicitario de Cuarto Milenio, vi un anuncio que llamó mi atención: 5€ por 150 minutos y 3GB. ¡WOW! Apareció República Móvil en mi pantalla como por arte de magia. ¡Si yo pagaba tres veces más que eso en mi compañía con nombre de fruta y apenas consumía 100 minutos y 1 GB!. Tras esa revelación volví a contrastar precios y vi que no había nadie que lo mejorara. Leí opiniones y en su gran mayoría eran muy positivas, a diferencia de otras compañías con precios similares. El siguiente paso era hablar con RM por teléfono. Llamé al 1515, atención al cliente (o no) gratuita y acabé por decidirme. A partir de ahí, en la web de República Móvil y desde mi teléfono me di de alta en un minuto solicitando la portabilidad para mantener mi número de hace "20 años" y todo salió rodado y a la perfección.
A la mañana siguiente Sending me llamaba por teléfono para entregarme mi nueva SIM y minutos después recibía en mi e-mail un mensaje de RM para que firmara mi nuevo contrato, sin trampas ni letra pequeña, en apenas 30 segundos. Un mensaje posterior al móvil me avisaba de que dos días después mi portabilidad se llevaría a cabo.
Y así fue como, en la mañana del 14 de febrero de 2019, desembarqué en República Móvil para quedarme... ¿20 años tal vez...?. ¡Magari!.
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